Algo de Nosotras

Blog de alumnas de 5to año "A" del IPEM Nº 89 "Paula Albarracìn"

miércoles, 1 de diciembre de 2010

ENTREVISTA

                                                
Este trabajo fue realizado en la materia de lengua basandose en el libro " EL TUNEL" simulando una entrevista al personaje principal del mismo.

Elegí el personaje de Juan pablo Castel , porque me interesaba saber que paso por la mente al asesinar a la mujer que amaba, lo que piensa, lo que siente.

Entrevistadora: Daiana Marchisio
Entrevistado: Juan Pablo Castel

DM- ¿Cómo conociste a María?
JPM- Bueno, en realidad, fue la presentación de mi cuadro la que me llevo a conocerla, simplemente, ella llamo mi atención al ser la única persona que miraba fijamente la escena de la ventanita, una que sugería soledad ansiosa y absoluta. Logro cautivar mi atención, tanto, que cuando se marcho comencé a tener miedo de no verla más, de ser infeliz.
DM-¿Pensaste en volverla a encontrarla?
JPC- Si, claro que si! Vivía pensando en ella, de hecho pintaba para ella, pero me parecía totalmente ilógico poder encontrarla a una persona en el medio de Buenos Aires, y no solo poder verla sino también entablar una conversación y hacer como su todo fuese “pura coincidencia”, yo no soy de esos hombres que caminan por las calles, conversando con gente que no conozco, no soy capaz de hacerlo.

SM-¿Qué te llevo a hacerle esa pregunta a Marta?
LPC- Fue una estupidez, Tenía que decir algo en mi intento de tener una conversación con ella y lo único que pude decir fue “ ¿Este es el edificio de la compañía T?” Teniendo un cartel inmenso delante de mí diciendo que ese, era el edificio T. Fue una pregunta irremediablemente estúpida pero bueno, no pretendo ser perfecto

DM-¿Qué sentiste cuando te enteraste que tenía marido?
JPC- Me sentía una especie de monstruo, sobre todo, por el hecho de saber que fue él quien me entrego la carta, en la que su mujer me decía  que pensaba de mí, era, simplemente, una abominable comedia. Quería largarme de ese lugar, necesitaba pensar, sacar conclusiones, racionalizar; tenía una cantidad de ideas, de sentimientos, de amar y de odiar, preguntas, resentimientos. Necesitaba pensar.
DM-¿Te afecto que sea ciego?
JPC-Debo confesar que los ciegos no me gustan nada y que siento delante de ellos una impresión semejante a los que producen ciertos animales, frios, húmedos y silenciosos; pero el hecho de que fuese él quien me entregara la carta, me provoco una sensación rara, mezcla de asco, lastima y rencor.

DM-¿Sentiste culpa al seguirte encontrándote con ella, aun sabiendo que tenia marido?
JPC-El hecho de que  tuviera marido, me hizo pensar, razonar, pero no sentí culpa en ningún momento, de hecho, ella fue quien entrego la carta a su marido para que me la entregara a mi, no creo que esa situación fuera agradable, pero tampoco creo que si ella se hubiese puesto en el lugar del marido, me hubiera dado la carta, diciendo lo que decía. Éramos los dos quienes engañábamos a Allende ¿Por qué sentir culpa?.

DM-¿Qué sentiste cuando te enteraste que salía con Humter?
JPC- Lo que más me indigna antes el hipotético engaño, era el hecho de haberme entregado a ella completamente; cuando le grite “PUTA” en una discusión, le pedí perdón atormentado, le bese los labios, pensé que no iba a perdonarme, pero lo hizo, eso hizo que comenzara a dudar, a pensar si ella en verdad estaba en esa clasificación de personas. Me hizo dar brinca , rabia, odio, el hecho de saber que ella estaba con otros hombres.

DM- ¿Cómo la asesinaste?
JPC- Después de comprobar quien era María, fui a buscarla. Cuando la encontré mis palabras fueron simple “Tengo que matarte María” (yo en otra ocasiones se lo había advertido, si me engañaba moriría como un perro).
Llorando, le clave el cuchillo en el pecho, ella apretó su mandíbula y cerró los ojos y cuando yo saque el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miro con una mirada dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clave muchas veces el cuchillo en su pecho y su vientre.

DM-¿No sentiste culpa?
JPC- No, para nada, yo se lo había advertido, no debía engañarme, no era mucho pedir, aunque debo reconocer que mi acto fue estúpido, egoísta y cruel. Me poseía el odio y el desprecio. Pero si lo tuviera que volver a hacer, lo haría; no me interesa que sea la mujer que amo! Yo sufrí mucho por ella..

DM-¿Te  molesta que las personas te traten de asesino?
JPC- No ¿Por qué va a molestarme? Yo mate y no lo niego, no me arrepiento de nada, me importa un bledo a opinión de los hombres, que piensen lo que quieran, como ya les dije, si lo tengo que volver a hacer, lo hago y listo, no me interesa nada, lo que piensen  o lo que sienten . Si no les gusta es problemas de ellos, no mío.

DM-¿Qué te incentivo a escribir el crimen?
JPC- Cuando comencé el relato estaba decidido a no dar explicaciones de ninguna especien. Tenía ganas de contar la historia del crimen y se acabo. Al que no le gusta, que no lo lea, aunque no creo que lo hagan, porque esa gente que siempre anda detrás de las explicaciones es la más curiosa y ninguno se perderá la oportunidad de leer el crimen hasta el final.
Me motivaba la idea de que aunque sea una sola persona, me entendiese, aunque sea solo una.

DM-¿La amabas?
JPC-Por supuesto, el hecho de no verla cada segundo era una interminable tortura, la amaba desesperadamente, pero sin embargo, la palabra “amar”, no se pronuncio entre nosotros. Las horas que pasábamos en el taller, son horas que jamás olvidare. Aunque después mis sentimientos asilaron entre el amor y el odio.

DM-¿No te da vergüenza aceptar que mataste a la persona que amabas?
JPC-En realidad no, ella no era exactamente “una persona”, era una mujer rápida, que no merecía vivir, solo hacia sufrir y no solo a mí. Cuando un individuo es así, se lo liquida y se acabo, eso es lo que llamo “una buena acción”. Nada de vueltas, no tiene nada que seguir haciendo aquí, si no vale la pena se la debe liquidar.
Piensen cuanto peor es para la sociedad que este individuo siga destilando su veneno.

DM-¿Volverías a matar?
JMC-Si, lamento no haberlo aprovechado mi tiempo de libertad liquidando a seis o siete tipos que conozco, porque como les dije en otra ocasión, cuando una persona es peligrosa, para la sociedad se lo liquida y se acabo. No tiene nada que seguir haciendo aquí.

“EL SHOW DE TRUMAN”

                                                
Truman es un hombre normal, posee un buen trabajo y una bonita esposa. Pero un día comienza a sentirse observado, comienza a hilvanar detalles y la duda sigue creciendo: la radio trasmite sus movimientos, se encuentra a su padre que supuestamente había fallecido, nunca había salido de la isla, siempre algo se lo impedía, su esposa en una pelea en la que siendo maltratada por Truman, grita “hagan algo” y promocionaba productos durante las 24hs del día. Todo esto hace que Truman descubra que su vida entera es trasmitida por un programa de tv y que todas las personas a su alrededor no eran más que actores. Cuando esto acurre Truman intentara huir, pero debe enfrentarse a “su creador” , el  trata de impedirlo, hace que aparezca su padre ,provoca una gran tormenta cuando Truman quiere escaparse por el mar ,en la que casi muere. Truman  logra superar todos estos  obstáculos y se topa con el  final del estudio de tv y logra salir.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
•    Invaden cotidianamente nuestra privacidad: Truman es el protagonista de un programa de tv.
•    Manipulan la realidad: “El creador” puede hacer salir el sol, provocar  tormentas.
•    Limitar las capacidades de elegir y decidir: Truman quiere ser explorador y la maestra le dice “Llegaste tarde, ya está todo explorado”.
•    Influye en nuestros pensamientos: Provocaron la muerte del falso padre de Truman para que le tema al agua y no tenga el coraje de salir de la isla.
•    Influyen en nuestras decisiones: Truman quería irse de la ciudad pero siempre algo se lo impedía.
•    Nos dice que pensar: El cartel del aeropuerto, con un avión y un rayo que decía “Esto le puede pasar a usted”.

ENTREVISTA A JUAN PABLO CASTEL

 Juan Pablo Castel es un pintor, que decide relatar la historia de su propio crimen. El libro lleva el nombre ¨ El Túnel ¨, escrito por Ernesto Sábato.
 A continuación entrevistaremos al protagonista del mismo para saber un poco mejor de su crimen y porque decidió hacerlo público.


E: Entrevistado
JP: Juan Pablo


E: -¡Hola! Buenos Días Juan Pablo, ¿Cómo anda?
J. P: -¡Hola!, bien , bah ,si así puede decirse.
E.: -¿Está dispuesto a responder un par de preguntas sobre la historia de su crimen?
J. P: -Adelante.
E.: - Bien, Juan Pablo ¿Qué te movió a escribir la historia de tu propio crimen?
J. P: -Supongo pues, que publiqué ésta historia por vanidad, la vanidad existe en todos lados, aunque también hay algo de soberbia y orgullo.
Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y al que no le gustara  que no la leyese, aunque también me motivo pensar que podría ser leído por mucha gente, me animaba la débil esperanza de que aunque sea una sola persona llegue a entenderme.
E.: -¿Pero, no te avergüenza relatar el crimen, siendo vos mismo el protagonista de la historia?
J. P: -¡No! Para nada. Al contrario, no siempre lo mas vergonzoso en este mundo son  cosas tan simples así, la liquidé y se acabó, eso es  lo que yo llamo una buena acción, sería peor para la sociedad que ella siga entre nosotros, había que eliminarla.
Es más, debo confesar que me arrepiento de no haber matado a seis o siete tipos que                               conozco. 
Sinceramente, me siento orgulloso de haber relatado mi propio crimen.
E.: -Comenzando a meternos un poco en la historia ¿Cómo conociste a María Iribarne, la víctima de este crimen?
J. P: -La conocí en el salón de Primavera de 1.946, donde yo presentaba mi cuadro, llamado ¨ MATERNIDAD ¨, el mismo tenía dibujando a una mujer, se encontraba en primer plano, todos miraban esta escena, sin darse cuenta que había otra cosa en el cuadro, en cambio María fue la única que estuvo mucho tiempo delante de la escena, observando esa misma escena, a la nadie le prestaba atención. 
E.: -¿Cuáles eran las escenas de tu pintura? ¿ Porque te interesaba tanto que observaran una parte de ella?
J. P: - En primer plano, como dije, había una mujer que miraba jugar a un niño; pero arriba, a la izquierda de la pintura, a través de una ventanita se veía una pequeña escena: una playa solitaria y una mujer que miraba el mar. Era una mujer que miraba como esperando algo. Esa pequeña escena, para mí, sugería una soledad absoluta, porque era eso lo que yo sentía, me sentía sólo, y al ser la única persona que se quedó mirando atentamente esa escena, pensé que tal vez sentía lo mismo que yo.
E.: - ¿Le preguntaste a ella en ese momento por qué miraba tan fijamente esa imagen?
J. P: - No, no pude, mientras ella observaba mi pintura yo la mire todo el tiempo con ansiedad, no me salió una sola palabra, y ella despúes desapareció en la multitude, mientras yo sentía grandes deseos de verla, de ir a buscarla.
Cuando desaparaceió me sentí infeliz, pensando que podría no verla más, esa noche volví a casa triste.
E.: -¿La fuiste a buscar, volvieron a encontrarse pronto?
J. P: -Pensé en ella durante tantos meses, siempre había planeado como actuar si volvía a verla, hasta que un día, por fin, la ví por la calle. No sabía que hacer, como actuar, tantas veces había pensado en ese momento, pero no sabía como entrar en conversación con ella. Soy muy tímido, al verla me sentí tan nervioso y tan emocionado que lo único que hacía era seguirla, hasta que me animé a empezar con una pregunta, que result tan tan tonta, que me avorgonzé de mí mismo y salí corriendo.
Desde ese día la busqué por todos lados hasta volver a encontrarla, le dije que la necesitaba, estuvimos hablando y descubrimos a través de la imagen de mi pintura, que los dos sentíamos lo mismo.
 E.: -¿Qué pasó despúes de ese día? ¿Que sentías por ella?
J. P: -Al otro día la llamé por teléfono, pero todo result muy extraño, yo sentía que la necesitaba, tenía constantemente deseos de verla, de hablar con ella, pero al mismo tiempo me sentía mal, con bronco, había algo raro en ella que empezaba a no cerrarme.
 E.: -¿Porqué?
J. P: -Desde esa primera llamada y desde esa primera vez que hablamos hubo actos que me llevaban a dudar de quién era realmente María.
Por ejemplo, cuando la llamé, la situación result demasiado ilógica, me atendió la mucama de la casa, se notaba que estaba nerviosa, hasta que me dió ocn María, me dijo que debía cerrar la puerta para que nadie la molestase y habló demasiado rara.
Para colmo, al otro día vuelvo a llamar y me dijeron que se había ido para una estancia.
Y otra cosa que me dejó pensando fué que me dijo: “Tengo miedo de hacerte mal”.
 E.: -¿Y result ser que ella estaba casada, no? ¿Qué hiciste?
 J. P: -Así fué, estaba casada con un ciego, ahí descubrí porqué tanto ella, como su mucama actuaron de esa forma en la llamada telefónica.
Me sentí tan mal, mi cabeza tenía millones de ideas entremezcladas, sentimientos de amor y de odio, preguntas, resentientos, no sabía que pensar. Y ella lo único que hizo al volver a vernos fue decirme que no quería decir nada, que porqué toda pregunta debía ser respondida, y por más que insistí con el tema se quedó en silencio.
 E.: -¿Como continuo la relación entre ustedes?
 J. P: -Durante un mes nos vimos casi todos los días, hubo cosas maravillosas, pero otras horrible, hubo muchos momentos tristes.
Pero yo la amaba muchísimo, las horas que juntos pasamosno las voy a olvidar nunca, sentía un amor muy puro, pero al mismo tiempo un odio desesnfrenado, había actitudes inexplicables de María y todo me dolía mucho y a veces hacía que yo actúe con violencia, jamás respondía las preguntas que yo le hacía, nada le importaba, había momentos en los que me decía que no podia dejar de pensar en mí, y otros en los que desaparecíapor complete, se iba por muchísimos días a la estancia y no volvía, a veces me sentía un pobre engañado, y otros me sentía positivo y le demostraba todo mi amor.
Pero cualquier cosa que hiciéramos era doloroso, yo dudaba mucho, no hacía otra cosa que pensar y pensar en su desamor.
 E.: -¿Y por qué si se hacían mal, si todo era triste y oscuro entre ustedes, no acabaron con la relación?
 J.P:-¡No, no! Porque yo la amaba, yo la deseaba y terminar con todo no era la forma de sentirse bien, era necesario actuar con violencia, si yo la dejaba ella continuaría su vida normal y hacienda tranquila lo que ella quisiése,  y yo iba a pasarla mal, yo iba a ser el que sufriría, mientras ella gozaría de la vida, y no es así, sería injusto, si era ella quien hacía las cosas mal, ella era quien tenía que terminar mal, no yo.
 E:-¿Pero por qué en lugar de tener ese pensamiento tan cruel, no pensabas en ocupar tu mente en otra cosa? ¿En amigos, en pintura, o en algo que te guste hacer?
 JP:-Porque era totalmente imposible, no, no, y no, ¿Amigos?, no existen los amigos, de que vale tenerlos, no sirve de nada; y la pintura...Lo único que hacía era pintar por ella, mis pinturas hablaban también de ella, no podia pintar otra cosa. La vida no tiene ningún sentido, no tenía otra cosa de qué ocuparme, yo quería estar con ella, si ella no deseaba lo mismo merecía venganza.
 E:- ¿Venganza? ¿Por qué tanta bronca hacia ella?
 JP:-Porque terminé enterándome que ella me engañaba, y no con uno, ¡con dos!, con el ciego de su maridoy con Hunter, el primo, quien vivía en la famosa estancia en la que María pasaba la mayor parte de su tiempo. Era obvio, siempre lo sospeché, era una verdadera puta, quizás con cuántos otros se acostó sin que yo supiera, por todo eso merecía venganza.
 E:- Y que reacción tuviste al enterarte de estas traiciones?
 JP:- Con respect al ciego, del cuál me enteré priemero, intenté hablarlo con ella: me confesó que se seguí acostando con él, pasaron un par de cosas, pero lo dejé pasar.
Pero cuando me enteré, cuando confirmé mis sospecha de que también se acostaba con Hunter, tomé la decision demasiado rápido,  ya estaba cansado de tantas vuetas, la maté.
 E:-¿Tan fríamente asi actuaste? ¿Como fué?
 JP:- Es así, no me quedaba otra. Ella hacía bastante tiempo que estaba en la estancia de Hunter, así que decidí ir para allá,sin que nadie lo supiera. Llegué y me escondí entre los árboles, ellos estaban afuera de la casa y al ratito entraron, ya era de noche, una noche negra, con relámpagos y truenos. Luego ví que se encendía la luz del dormitorio de Hunter, y la de la haitación de María no, se suponía que debían acostarse, senti una infinita soledad.
Hasta que la luz de su dormitorio se encendió, trepé hasta su dormitorio...
 E:-¿En ese mismo momento estabas seguro de hacerlo?
Disculpa que te interrumpa.
 JP:- Sentía miedo y angustia pero mi soledad era más grande.
 E:- Bien, continua.
 JP:- Te decía, trepé hasta su dormitorio, temblando levanté el cuchillo y abrí la puerta, ella me miró, me acerqué a su cama y le dije que debía matarla, porque me había dejado solo siempre, y llorando, le clavé el cuchillo en el pecho.
 E:- ¿Y ella? ¿No reaccionó en ese momento?
 JP:- No, todavía no entiendo ni tampoco me importa porqué ni se movió, quizás fué porque actúe muy rápido.
 E:- Y despúes tuviste que terminar en la comisaría no?
 J.P:- Sí me entregué yo mismo, no me importaba, mi vida siguió en un calabozo, y a través de una ventana solo de una ventana podia ver afuera.
 E:-¿Nunca te arrepentiste de haberla matado?
 J.P:- ¡Pero para nada! Mirá, yo transcurrí mi infanica, mi uventud, toda mi vida en un túnel oscuro y solitario, yo pensé que ella venía por otro túnel paralelo al mñio, pero me equivoque, en realidad ella venía del mundo, de afuera, como la mayoría d elas personas, ella hacía su vida ahía afuera, y  a veces, solo a veces estaba esperándome a mí, y yo pensando en ella, imaginándola en otros lugares, no quería seguir sintiendo todo eso, matarla fué la major decisión.
 E:-¿Por qué crees eso?
 J.G:- Fue perfecta, como te dije antes, tenía que eliminarla de este mundo.
 E:-Bien, algo raro escuchar esta historia, gracias por tus respuestas.
 J.G:- ¡A esto llamo preguntas estúpidas! ¿Ves? La gente es así de curiosa, pore so mismo decidí escribir mi propia historia, en mi propio “túnel”.




ENTREVISTA A JUAN PABLO CASTEL

-Juan Pablo Castel es el protagonista del libro “El Túnel”, escrito por Ernesto Sabato, en el que se relata los hechos  del asesinato de María Iribarne.

Entrevistadora: - Buenos días, Juan Pablo.
Juan Pablo: - Buenos días.
E: - ¿Por qué decidió relatar su crimen?
J.P: - Conozco muy bien el alma humana para prever que pensarán, pues, publico esta historia sólo por orgullo o soberbia.
Además tenía ganas, tengo la esperanza de que aunque sea una sola persona pueda entenderme.
E:- ¿Y no le interesa lo que piense la gente o familiares de ella al hacer público esto?
J.P:- En realidad, me importa un bledo lo que piense la gente, si no quieren o no les gusta pueden perfectamente dejar de leerlo.
E:-  ¿Cuándo conoció a María Iribarne Hunter? ¿Dónde lo hizo?
J.P:-  La conocí en el año 1946. Soy pintor y ese año estaba en el Salón Primavera presentando un cuadro que se llamaba Maternidad.
E: - Si bien estabas presentando tu cuadro, muchas personas deben haber estado ahí. ¿Por qué se fijó en ella?
J.P: - En mi cuadro, arriba, a la izquierda, pinte una ventanita, era una escena pequeña y remota, era una playa solitaria y una mujer que miraba hacia el mar a la espera de algo, la escena sugería una soledad ansiosa y absoluta. Ninguna persona se fijó en ella, lo tomaban como algo secundario pero una sola persona pudo comprender que esa escena constituía algo esencial, esta persona fue María, la observé todo el tiempo con ansiedad y mientras la miraba tenía la certeza de que estaba aislada del mundo entero.
E:- El día que la conoció, ¿habló con ella?
J.P:- No, solamente la observé. Verás, no soy un tipo que puede relacionarse tan fácilmente con otra persona, soy muy tímido.
E: - ¿Por eso le costó tanto hablar con ella?
J.P: - Sí, pase meses imaginando como iba a ser nuestro próximo encuentro, planeándolo, no se como comenzar una conversación, se me hace muy difícil, hasta llegué a pensar que me iba a hablar primero ella.
E:- ¿Se la volvió a encontrar?
J.P:- Sí, una vez la vi caminando por una vereda, comencé a perseguirla y entró a una compañía, yo también entre y le hice una pregunta y me respondió con sencillez. Cuando me miró se sonrojo, pensé que me había reconocido, le pregunté sobre la ventanita y ella después de unos instante me dijo que la recordaba constantemente, al decirlo noté que se arrepintió y comenzó a correr. La perseguí, pero después me di cuenta de que era ridículo. Me quedé contento con lo que me dijo, quería decir que se acordaba de mí tal como yo de ella.
E:- Después de ese encuentro, ¿la volvió a ver?
J.P: Había llegado a varias conclusiones, como que trabajaba en ese edificio o estaría haciendo algún trámite, pero me equivoqué.
E:- ¿Eso quiere decir que no la vio más?
J.P:- No, si la vi saliendo de la boca de un subterráneo, la agarré del brazo y la lleve hasta la Plaza San Martín, hablamos, le dije que la necesitaba; ella respondió  que no era nadie en comparación mía y me preguntó para que la iba a necesitar a ella y era una buena pregunta, porque yo todavía no lo sabía.

E:-¿Qué sintió en ese momento?
J.P:- Supe que ella pensaba igual que yo, mejor dicho, sentía como yo. Teníamos una desesperanza que nos unía, sentí que era un ser semejante a mí, que era una persona frágil en medio de un mundo cruel, lleno de fealdad, mentira, miseria, falsedad.
E:- ¿Cómo era la apariencia de María?
J.P: Su rostro era hermoso pero tenía una mirada dura. El pelo era largo y castaño, sin canas. Físicamente, no aparentaba más de veintiséis años, pero tenía algo que sugería edad.
E:- ¿Sabías cual era el estado civil de María al conocerla?
J.P:- Al principio, no. Cuando me enteré de que era casada me sorprendí, ya que fue de una manera inesperada, de golpe, y lo peor es que su marido, Allende, me tenía que entregar una carta de María la cual decía Yo también pienso en usted. En ese momento me sentí como un monstruo, le mentí, me burle de su  ceguedad, ya que él ignoraba lo que decía la carta. Fue un momento en el que mejor no habría querido presenciarlo.
E:-  ¿En qué lugares solían darse sus encuentros?
J.P:-Y son varios. La Recoleta, la Avenida Centenario, la Plaza Francia, Puerto Nuevo, la Plaza San Martin, etcétera.
E:-  ¿Se querían de verdad?  ¿Realmente había amor?
J.P:-Es difícil de explicar. Yo tenía dudas sobre su amor, siempre sentía que faltaba algo. Las ideas nunca me terminaban de cerrar. Desgraciadamente, yo me había entregado completamente a ella.
E:- ¿Tenían problemas en su relación?
J.P:- ¿A qué tipo de problemas se refiere?
E:- Violencia, discusiones, diferentes puntos de vista.
J.P:- Sí, sucede en todas las parejas,  yo creo. Las discusiones eran bastante frecuentes, siempre había un tema para discutir, como, por ejemplo: porque seguía con su marido; si realmente lo quería; que relación tenía exactamente con su primo, Hunter, que la llevaba a visitar constantemente su estancia. (Piensa un momento) Sí, no va al caso que  oculte que había violencia física y verbal.
E:- Discúlpeme que lo interrumpa, ¿usted solía pegarle?
J.P:- Ella me hacía dudar de muchas cosas. No me hacía sentir completamente seguro, lo que traía alguna que otra agarrada fuerte de brazos, pero nunca le pegué brutalmente.
E:- Cuando la agredías verbalmente, ¿eran por los mismos motivos?
J.P:- En general, sí. Un día la discusión fue más violenta que la de costumbre y llegué a gritarle: “puta”. Se enojó muchísimo y me sentí culpable de haberla descalificado tanto así como mujer.  (Se muestra frustrado).
E:- Ya nos estuvo comentando algo de tu personalidad. ¿Hay algo más que nos pueda contar sobre usted?
J.P:- Siempre he sido soberbio, torpe, cruel, dramático, catastrófico, antipático y, bueno (piensa), si puedo decirlo, la humanidad siempre me resultó detestable (ríe). Parte de mis cualidades cambiaron con la llegada de María a mi vida, como también otras tantas, se acentuaron.
E:- ¿Qué fue lo que le impulsó a asesinarla?
J.P: - Varios factores me condujeron a esa decisión. Podría comenzar nombrando las dudas que me generaba su amor; la relación que tenía con su marido; sus prolongadas ausencias; sus actitudes tan sospechosas; esa extraña relación con su primo, la cual termine por descifrar el día en que la maté. Llegué a dudar de cada instante que pasaba a su lado, a tal punto de perder la cabeza, el dominio sobre mi cuerpo y mi lógica, de sacar mis propias hipótesis. Simplemente, enloquecí.
E:- ¿Cómo fueron los momentos antes del asesinato?
J.P: -Nosotros en esa tarde, nos íbamos a encontrar, supuestamente se volvería de la estancia para hablar conmigo. Esto no sucedió, nunca nos encontramos porque ella volvió a la estancia, sin aviso previo. Enloquecí, busqué un cuchillo, pedí el auto a un amigo, estaba muy alterado. En cuatro horas llegué a la estancia, me escondí en un lugar donde podía visualizar las entradas y salidas, el tiempo se me hizo interminable. De pronto aparecieron bajando por la escalinata agarrados de la mano. Me sentí frustrado. Ella sabía que yo la necesitaba, ella lo sabía, y sin embargo estaba contenta,  como si nada hubiera pasado.
E:- ¿Cómo reaccionó ante esta situación?
J.P: - Esperé en medio de la tormenta y el viento. Entraron a la casa pude ver que solamente se encendió la luz del dormitorio de Hunter, me sentí desolado. Al cabo de unos momentos se encendió la luz del dormitorio de María.
E:- ¿Qué hizo en ese momento?
J.P:- Lo recuerdo como si fuera una pesadilla, comencé a caminar lidiando con la tormenta, me metí en la casa. Luego, caminé hasta encontrar su puerta, empuñe el cuchillo y abrí la puerta.
E:- ¿Y que sucedió? ¿Cruzaron palabras?
J.P:-  Sí. Me pregunto que estaba haciendo, a lo que respondí, “tengo que matarte María”, me has dejado solo.
Y bueno, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. (Se  conmociona y toma un momento). Ella apretó las mandíbulas, y cerró los ojos, y cuando yo saqué el cuchillo empapado de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada dolorosa y humilde, recobré fuerzas pensando en todo lo sucedido, en mi conclusión de que era una prostituta, en todo lo que me hizo y volví a clavar el cuchillo, una y otra vez, en su vientre y en su pecho.
E:- ¿Qué hiciste después de asesinarla tan fríamente?
J.P:- Volví a Buenos Aires, llamé a Allende, nos encontramos, le dije que Hunter era el amante de María, y que la había matado. Él me quiso matar a mí por lo sucedido, pero se termina suicidando porque no soportó la noticia.
E:- ¿Pasó mucho tiempo hasta que la policía lo atrapó?
J.P:- En realidad, me entregué, eran las seis de la tarde más o menos.
E:- Después del asesinato, ¿Qué sintió?
J.P:- Los días que precedieron a la muerte de ella, fueron los peores que viví. Sigo viviendo en un infierno, en un túnel oscuro y solitario,  que cada día se hace peor, cada vez me encierra más.
E:- Ya terminando la entrevista, me parece que no hay nada de agregar, ya que eres muy justificativo, ¿algo para decir?
J.P:- Me parece que ya esta todo dicho, bastará con decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor, que mató a María Iribarne.
 

                                                                            
                                                 Ernesto Sábato, escritor argentino.